11 jul 2023 - DEBATE - Opinión de Saúl Lara Espinoza Frente a la popularidad que ha adquirido Xóchitl Gálvez en los últimos días, las “corcholatas” de Andrés Manuel López Obrador ya no motivan al pueblo mexicano. En cambio, Xóchitl Gálvez ha regresado el ánimo de la inmensa mayoría de la gente que ya se sentía decepcionada de los partidos de oposición. Frente a la popularidad que ha adquirido Xóchitl Gálvez en los últimos días, las “corcholatas” de Andrés Manuel López Obrador ya no motivan al pueblo mexicano. En cambio, Xóchitl Gálvez ha regresado el ánimo de la inmensa mayoría de la gente que ya se sentía decepcionada de los partidos de oposición. Ha, pero gracias a la soberbia del presidente de la república al no haber recibido a Xóchitl Gálvez para hacer uso de su derecho a réplica, respecto a algunas expresiones infortunadas de Andrés López Obrador manifestadas en una de las mañanera, atribuyéndole a la Senadora Gálvez algunas afirmaciones no dichas por ella en ningún momento, en el sentido de que Xóchitl había manifestado que acabaría con los programas sociales de la 4T. Ello dio origen a que Xóchitl Gálvez interpusiera una demanda de amparo para hacer uso, precisamente, de su derecho de réplica que, una vez concedido dicho juicio de garantías por el Juez de Distrito, la senadora Gálvez acudió a Palacio Nacional con el propósito de hacer uso de ese derecho. Sin embargo, las puertas de Palacio se hallaban cerradas y no se las abrieron a pesar de llevar en sus manos la resolución del órgano jurisdiccional para que ejerciera dicho derecho. De tal manera que el presidente López Obrador no respetó una sentencia jurisdiccional; conducta con la cual el titular del Poder Ejecutivo violentó el Estado de Derecho, muy a pesar de que, al rendir protesta como Presidente de la República, juró cumplir y hacer cumplir la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Luego entonces, estamos frente a una flagrante violación constitucional que puede tener serias consecuencias jurídicas por su gravedad. Es cuestión de que se le revisen otros hechos para señalarle a AMLO una violación sistemática a nuestra Carta Magna que, de comprobársele, puede ser separado de su cargo, a través de la instauración de un juicio político, máxime cuando se trata de una violación reiterada a los derechos humanos y al Estado de Derecho por no obedecer en los hechos la Ley Suprema de la Unión y los Tratados Internacionales en materia de los referidos derechos. Pero al margen de todas esas incongruencias de AMLO, lo que deseamos destacar, es que con Xóchitl Gálvez, la oposición ahora si tiene posibilidades reales de triunfar y, consecuentemente, de derrocar al actual gobierno de México que, por cierto tiene un desastre nacional en muchos de los ámbitos de la vida nacional, como son en los servicios salud; rubro en el cual se tienen registrados más de setecientos mil fallecidos por la pandemia que no se supo manejar adecuadamente, enlutando con ello a igual número de hogares en nuestro país por ese hecho; por su parte, en materia de seguridad pública vemos que se acaban de superar los ciento sesenta mil homicidios dolosos en el país, así como decenas de miles de desaparecidos y secuestrados, entre otros. Es por ello que vemos a todas luces un cochinero el que está dejando el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Niños con cáncer que están muriendo porque no tienen medicamentos oncológicos en las instituciones de salud; también buscadoras que no reciben el apoyo del gobierno para encontrar a sus familiares desaparecidos o asesinados. Así que, Xóchitl Gálvez tendrá mucho trabajo para reconstruir a nuestro país y a sus instituciones, porque será la próxima presidenta de la República. Ya no son los treinta millones como el 2018, los que votarán por la “corcholata” de Morena que quede como candidata o candidato. Si es Claudia Sheimbaum la candidata de Morena, Xóchitl Gálvez triunfará sobre ella, puesto que es una persona, además de carismática, conoce los problemas de México y presentará la mejor plataforma electoral que será guía de su gobierno. Xóchitl Gálvez sabrá rodearse de expertos y expertas que dominan cada uno de los temas nacionales, pues privilegiará la capacidad para seleccionar a sus colaboradores. Sabemos que serán personajes de primera línea como José Ángel Gurria, quien dirigió la OCDE durante quince años, además de haber sido Secretario de Hacienda y Crédito Público del Gobierno Federal. Gurría es un experto en materia económica, quien es reconocido mundialmente. También se formará un gobierno de coalición, el cual es la unión de diferentes partidos políticos o instituciones económicas o sociales para llevar a cabo una tarea en común. En un gobierno de coalición, los miembros proceden de distintos partidos. Técnicamente, un gobierno de coalición es aquel que se forma cuando un grupo parlamentario no tiene mayoría suficiente para formar gobierno, por lo que se ve obligado a pactar con otro u otros grupos, normalmente de ideología política afín, para formar un gobierno conjunto. Con él es posible la construcción de mayorías para alcanzar una gobernabilidad democrática. Lo que implica no ser cerrado ni dogmático como ha sido el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y su séquito de seguidores y fanáticos. Un gobierno de coalición privilegia la unidad nacional. El de AMLO es un gobierno que hunde al país en la división y la discordia. Xóchitl Gálvez sabrá unirlo de nuevo, aunque con muchas dificultades por tanta gente enyerbada que hay en Morena.