Giro, esperanza y riesgos

10 jul 2023 - Aristegui Noticias - Opinión de Héctor Tajonar El proceso de sucesión presidencial ha dado un vuelco de 180 grados. López Obrador está descontrolado y a la defensiva; sus calumnias e insultos contra Xóchitl Gálvez fortalecen a la precandidata del Frente Amplio por México, además de exhibir la mendacidad e hipocresía del mandatario morenista. A Claudia Sheinbaum se le ve derrotada. De un día para otro, el surgimiento de la senadora Gálvez acabó con la idea complaciente o resignada de que la candidata pepenada por el tlatoani tenía el triunfo asegurado en las elecciones de 2024. La burda simulación montada por López Obrador para imponer un maximato a través de una marioneta quedó expuesta a los ojos de la nación y el mundo como lo que es: un inadmisible retroceso autoritario. Súbitamente, el panorama político del país pasó de ser un guiñol dirigido por un ilusionista empecinado en imponer su delirio autocrático ante feligreses adocenados; a un escenario efervescente ensombrecido por un pragmatismo contrario a la ley, con un Instituto Nacional Electoral domado y condescendiente. Ello implica graves riesgos. La esperanza democrática de una victoria de la oposición en las urnas se ve amenazada por un presidente resuelto a pisotear la Constitución y las leyes electorales, sin recato alguno, para imponer a su elegida. Cueste lo que cueste. Xóchitl Gálvez se ha convertido en una celebridad nacional y en una fuente de esperanza. Merecidamente. La combinación de fortaleza personal, honestidad, capacidad profesional, éxito empresarial, así como su desempeño como funcionaria pública vinculado a su inquebrantable compromiso social, conforman una personalidad excepcional dentro del ámbito político nacional. A ello se suma su peculiar carisma, resultado de la mezcla de sencillez, naturalidad, simpatía y una autenticidad no sólo inusual sino acaso inédita en un medio caracterizado por el almidón y el artificio. La autenticidad de Xóchitl Gálvez crea una empatía inmediata con quien la ve y escucha porque transmite sinceridad. Hay verdad en lo que dice, algo totalmente ajeno a los políticos mexicanos de antaño y al populismo embaucador escenificado a diario en Palacio Nacional. La autenticidad de Xóchitl Gálvez es el antídoto infalible contra la demagogia mañanera, donde se construye el culto a la personalidad que sustenta a la ilusoria cuarta transformación. Xóchitl es una precandidata ciudadana e independiente. No milita en ningún partido político, a pesar de haber participado en el gobierno de Vicente Fox, haber representado al PAN como delegada de Miguel Hidalgo y pertenecer a la bancada panista en el Senado. Es una mujer libre y autónoma que no se ajusta a los dictados de nadie, por eso no aceptó la invitación que le hizo AMLO a través de Claudia Sheinbaum y de “Andy” López Beltrán para unirse a su movimiento. Además, Xóchitl Gálvez es una mujer con visión de futuro, en contraste con la mirada fija y extraviada en el pasado del presidente López Obrador y sus incondicionales. Los extraordinarios spots de Xóchitl producidos con inteligencia artificial son una muestra elocuente de su dominio de las tecnologías de vanguardia, en este caso utilizados con intelecto innovador, creatividad y asombrosa rapidez. No sólo noqueó a sus adversarios sino evidenció los medios caducos e ilegales que utilizan para promover sus candidaturas. Todo ello convierte a Xóchitl Gálvez en la opción idónea para enfrentar, y muy probablemente vencer, al o la aspirante de Morena. López Obrador lo sabe. Por eso arremete contra ella todos los días, haciendo gala de su proverbial abuso de poder. Pero las ofensas del demagogo se topan con las respuestas fulminantes de la senadora Gálvez hechas con la gracia de su lenguaje florido, y complementados con tecnología de punta. ¿Hasta dónde podría llegar la radicalización autoritaria de López Obrador para impedir el previsible triunfo opositor? Como se ha visto, el déspota opera simultáneamente en varias vías para salirse con la suya. Si la ruta legal no resulta, echa mano de la amplia variedad de argucias que conoce a fondo para imponer en los hechos su propia ley: la del poder sin contrapesos. La visita a Palacio Nacional de los consejeros del INE, encabezado por su flamante presidenta de alcurnia morenista, tuvo un doble propósito: Moderar en los hechos la invalidación definitiva del Plan B resuelta por la Suprema Corte; y, sobre todo, preparar un terreno permisivo ante la farsa montada por Morena para elegir a la sucesora del jefe máximo. Ello desató el grotesco espectáculo de una precampaña corcholatera, adelantada cinco meses, en abierto atropello contra la Carta Magna y las leyes electorales. Ante la evidencia, la Comisión de Acuerdos del INE no ordenó la interrupción de las precampañas, como procedía; sólo impuso ciertas limitaciones que, por supuesto, fueron totalmente ignoradas por los aspirantes morenistas. El sometimiento de la autoridad electoral a los dictados del mandatario canceló la equidad de la contienda y orilló a la oposición a caer en un disimulo similar; sólo paliado por el consentimiento del INE frente al atraco orquestado por el dueño de Morena. Y otra diferencia fundamental: los precandidatos de la oposición no han incurrido en el despilfarro de recursos públicos sumido en la opacidad y la podredumbre, como lo han hecho los correligionarios del demagogo. El reto de las autoridades electorales es resolver el entuerto de ilegalidad en que está sumido el proceso sucesorio. Deben hacerlo con firmeza y buen juicio para evitar un caos mayor en el que prevalezca la ley de la selva, propiciadora de la violencia. La ciudadanía y organismos especializados en la materia, nacionales y extranjeros, los estarán observando. Es responsabilidad del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación juzgar y en su caso sancionar las violaciones en las que han incurrido los aspirantes de Morena y el jefe de ese movimiento que, esporádicamente, trabaja como Presidente. Asimismo, el Tribunal deberá juzgar las posibles infracciones del Frente opositor con el mismo rigor. Las sentencias del Tribunal Electoral tienen carácter definitivo e inatacable, son cosa juzgada. Sentencias inatacables exigen magistrados intachables. Las elecciones de 2006 y 2012 son prueba de que el presidente en turno o entrante tienen el poder de corromper a las instituciones electorales. Es imperativo impedir que eso ocurra en 2024. No más autoritarismo electoral, exijamos integridad electoral. Como muestra de su disposición a cumplir con la ley, el Frente ya se registró ante el INE. Por lo pronto, habrá que continuar con el complicado proceso de selección del abanderado opositor. Sin embargo, no pueden ser ignorados la popularidad y el potencial electoral de Xóchitl Gálvez que han sido confirmados por encuestas e investigaciones basadas en focus groups por expertos en la materia. El nombramiento de José Ángel Gurría, para coordinar la elaboración del plan de gobierno del Frente es una excelente decisión que daría mayor solidez y viabilidad al primer gobierno de colación en la historia del país. Su experiencia de quince años al frente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) lo dota de una visión integral de las políticas públicas que mejor han funcionado en todos los ámbitos del gobierno a escala mundial. Que a ese grupo se haya sumado Ildefonso Guajardo es otra gran noticia. Sería deseable que muchos de los aspirantes presidenciales y otros valiosos integrantes del Frente pensaran en la conveniencia de fortalecer la oferta electoral de la oposición; sea como potenciales miembros de un gabinete de coalición, como candidatos al Congreso o colaborando en la elaboración del plan de gobierno. La suma de talentos es la vía indispensable para vencer en 2024 y obtener la mayoría calificada en el Congreso. La unidad de la oposición, incluido Movimiento Ciudadano, es clave para enfrentar la irrefrenable radicalización autoritaria de López Obrador en lo que resta de su sexenio e incluso después. Para eso promovió la revocación de mandato. La sensatez y capacidad organizativa de Xóchitl Gálvez, apoyada por un plan de gobierno elaborado por Gurría, Guajardo y quienes se sumen al proyecto de gobierno de colación del Frente Amplio por México (¿y MC?) ofrecería al electorado mexicano la oportunidad de tener un gobierno responsable, honesto y eficaz.